miércoles, febrero 06, 2008

La paradoja de la acreditacion docente


Ya tenemos disponible la memoria del año 2007 del Plan Nacional de Auditorías, por lo que es un buen momento para hacer balance de la herramienta más veterana de la que dispone nuestro Sistema Nacional de Salud para velar por la calidad de sus centros sanitarios y unidades docentes. Y la realidad nos muestra que el número de auditorías de calidad para la acreditación docente de los dispositivos sanitarios va en aumento: 118 en 2007 frente a 90 en 2006. El sistema que importamos en el año 1984 a partir del modelo americano de la Joint Commission ha evolucionado y gracias a la LOPS de 2003 es la manera en que la Agencia de Calidad del Sistema Nacional de Salud evalua el funcionamiento y la calidad del sistema de formación de especialistas en ciencias de la salud (artículo 26.2).

Pero por definición la Acreditación sanitaria es un proceso de participación voluntaria en la que un organismo autorizado reconoce formalmente que una organización sanitaria es competente para la realización de una tarea perfectamente determinada. Es decir, sólo aquellos centros sanitarios interesados en la docencia podrían solicitar de forma voluntaria su acreditación docente, lo cual puede suponer que si ningun hospital pidiera esta acreditación ¡no tendríamos plazas de formación sanitaria especializada!, o más aún, si un gran número de centros no superaran positivamente las auditorías y fueran desacreditados ¡no tendríamos plazas donde reubicar a los residentes afectados!
Por tanto, en estos hipóteticos escenarios es muy evidente el choque de intereses de las necesidades sanitarias de especialistas sanitarios de un país frente a la "voluntariedad" de los hospitales, servicios y centros de salud en querer "tener" residentes. Ante la combinación de un hipotético exito del plan de auditorías y la supuesta escasez de médicos existente nuestro Sistema Nacional de Salud puede morir de éxito.
En resumen, deberíamos revisar la utilidad de este sistema de acreditación, sobre todo cuando las desacreditaciones en muchos casos no pueden tener lugar, dado la dependencia de nuestra sanidad de la actividad asistencial que realizan sus residentes tanto durante su formación como una vez que ya son especialistas.

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