lunes, diciembre 10, 2007

Tigres, leones, todos quieren ser los campeones



Al escuchar de nuevo esta canción, parece que ya Torrebruno nos adelantaba a finales de los 70s, la encarnizada competencia entre las superpotencias mundiales por el continente africano. Tanto China en el papel de los tigres (...los más fuertes, los más duros de pelar, más peleones que tragones, mucho más...) como Europa en el papel de los leones (...dicen que son fardones, los mejores del África Central, los más duros y los más melenudos...) parecen decididos a ganar la partida y proclamarse los campeones.

Y es bajo esta lente, como mejor podemos interpretar la reciente cumbre UE-África que se ha celebrado estos días en Lisboa. Europa en su afán por ser los mejores del mundo, ha caído en la cuenta de que 14,4 kilómetros del estrecho de Gibraltar son muy pocos por lo que, al igual que nuestro páis, ha llegado a la conclusión de que existe continente más allá del Magreb.
Volviendo a la cumbre de Lisboa, hay que destacar que 6 han sido las grandes áreas de trabajo: inmigración, derechos humanos, comercio, desarrollo, cambio climático, y paz y seguridad. Pero es la amenaza en el comercio africano de los tigres asiáticos, lo que ha justificado todo lo demás.
En los últimos años, China ha importado de África un tercio de sus necesidades petrolíferas, y a cambio ha inyectado importantes cantidades de dinero en proyectos de infraestructuras, desde ferrocarriles en Gabon hasta carreteras en la República Democrática de Congo y escuelas y hospitales en Angola. En cambio, los fondos de ayuda europeos se condicionan a la adherencia de los países africanos a los derechos humanos y al buen gobierno público, por lo que estos países tienen mayor preferencia por el dinero chino ya que no llega con condiciones tan ferreas y difíciles de cumplir.

Por último, si miramos desde el otro lado de la lente, el continente africano puede ser el gran beneficiado de esta competición. África ya no es sólo el coto privado de caza de los europeos sino que han entrado en juego las demás superpotencias, y eso puede suponer, si seguimos las leyes del mercado y la competencia, mayores beneficios para los pueblos del África, que al final y volviendo a la canción de Torrebruno pueden ser lo campeones, ra ra ra (¡ra ra ra! ¡ra ra ra! ¡ra ra ra!).

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