Así a principios de abril saltaba a la prensa la denuncia de que "El 45% de los nuevos MIR son de fuera de España" y es que desde mi punto de vista la inmigración de médicos extracomunitarios en nuestro país tiene actualmente dos caras bien distintas.
Entre las medidas de atracción destacan:
- El reclutamiento activo que las academias de preparación al examen MIR han llevado a cabo en diversos países de Latino-américa. Ofrecen información y asesoramiento a la hora de enfrentarse a la burocracia que supone venir a hacer la residencia en España. Además facilitan la obtención del visado de estudios con el que se puede obtener el permiso de residencia en el país.
- El diseño de las últimas convocatorias para acceder a las plazas de formación especializada que además de establecer un cupo del 10% para licenciados extranjeros no comunitarios también permiten el acceso a la prueba “en igualdad de condiciones que los españoles” a todas las personas “de terceros países” con permiso de residencia, trabajo o de estudios. Asimismo, la homologación del título de licenciado en Medicina no se requiere hasta el día antes de la realización del examen.
- El efecto de atracción que en un mundo globalizado ejerce el contrato de residencia en nuestro país respecto a las posibilidades de desarrollo profesional de estos médicos en sus países de origen.
Por otra parte podemos encontrar medidas que repelen, probablemente de igual magnitud y en sentido opuesto a las medidas atractoras:
- El tiempo entre la adjudicación de la plaza y la incorporación resulta insuficiente en aquellos casos en los que el médico extranjero no dispone con anterioridad de tarjeta de residencia. Esto supone solicitud de prórroga de incorporación y el retraso en el inicio del MIR en una media de 2 a 4 meses. El desfase con la incorporación del resto de residentes dificulta la integración del médico en su nuevo entorno y no pocos problemas a la hora de adaptar el programa de formación, rotaciones y guardias para los centros sanitarios.
- Asimismo los médicos residentes con contrato en formación, aún siendo necesarios para los empleadores del SNS, no pueden en todos los casos obtener autorización para residir y trabajar en España, dado que la norma permite que durante los 4 o 5 años de residencia permanezcan en nuestro país con visado de estudios. El no poder regularizar su residencia en igualdad de condiciones que el resto de MIR acentúa la percepción de que el SNS quiere médicos de "usar y tirar", especialmente si son extranjeros.
Repito, la realidad es tozuda. En algunos centros sanitarios el porcentaje de médicos extracomunitarios realizando el MIR alcanza cifras impredecibles hace unos años. Gangas ofrece una vez más las estadísticas que mejor describen el fenómeno durante los últimos diez años. ¿Podemos seguir ignorando por más tiempo el fenómeno que suponen los adjudicatarios MIR extracomunitarios?
1 comentario:
Por fin se comienza a hablar del tema. Espero que nadie se le ocurra apedillar tu entrada, Jonay, con adjetivos como "xenofobo" o "racista", porque para nada va en ese sentido.
Coincido contigo, Jonay, las contradicciones del sistema se están acentuando, y creo que el ministerio (mejor dicho, los ministerios) y las consejerías implicada NO ESTÁN CALIBRANDO ADECUADAMENTE LAS CONSECUENCIAS que los cambios en el sistema MIR que apuntas están ocasionando.
La clave: como bien dices, necesitan más médicos (de veras se neceistan tantos?), da igual que sean de primera o de segunda, pero más. El "mercado" laboral cada vez se parece más al bursátil. La norma es la especulación, y no la planificación.
Un abrazo
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