lunes, abril 17, 2006

Soledad en la gran ciudad

A veces nos parecemos a Cocodrilo Dundee cuando nos sorprendemos al descubrir lo peligroso de vivir en una gran ciudad como Nueva York en comparación con la salvaje Australia rural.
Es el caso de mi reciente experiencia en Londres, donde es normal no conocer al vecino ni estar al tanto de sus movimientos. Así en mi primer alojamiento y durante tres meses las dos personas con las que compartía el piso y yo mismo nos intentabamos evitar en la cocina para luego encerrarnos en el cuarto de cada uno a comer acompañado de la televisión. En mi segundo alojamiento tuve oportunidad de "conocer" a mis vecinos solo cuando saltó la alarma antiincendios en plena madrugrada.
Así la despersonalización y falta de tejido social en las grandes urbes alcanza cotas insospechadas. Hoy, es triste noticia el hecho de que una londinense yació muerta en su apartamento durante más de dos años sin que nadie la echara en falta. El cadáver sólo fue descubierto cuando el propietario del piso forzó la cerradura en vista de los retrasos en el pago del alquiler de la vivienda. En el interior se descubrieron los restos de una mujer de 40 años, junto a una bolsa de la compra y regalos navideños. La televisión estaba encendida, los platos sin fregar en la cocina y una pila de correo se acumulaba frente a la puerta. Los matasellos de algunas cartas databan de noviembre de 2003.
De esta manera las grandes ciudades ofrecen la paradoja de que un joven universitario que valora en gran medida su independencia y autonomia pueda vivir puerta con puerta con el señor o señora de 70 años que vive sólo o sóla en un quinto piso y sin ascensor. En estos casos el modelo familiar que hasta ahora paliaba este tipo de situaciones vitales se ha visto desbordado y necesita imperiosamente del desarrollo de acciones sociales que cubran esta necesidad.
Para terminar, quizas deberiamos plantearnos hacer más humanas nuestras ciudades, ya que ante los peligros de la gran ciudad y cuando nuestras necesidades vitales vayan cambiando nos encontraremos viviendo en un medio hostil e incomprensible, y haremos como Cocodrilo Dundee, volver a los pueblos que nos vieron partir hace ya unos cuantos años.

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